El viento que llevó las horas mojadas y las cenizas de un porro que alivio el luto de nuestra alma

El viento que llevó las horas mojadas y las cenizas de un porro que alivio el luto de nuestra alma
lizzi martinez

sábado, 27 de diciembre de 2008

Noche


Era una oscura noche de seducción que me deslumbraba dejándome en una excitante desconcertada penumbra, de esa que tanto huía descaradamente. Pero esa noche de tremendos escalofríos era mi destino final, un grito que atravesaba mi garganta afónica llegando hasta la lengua de mi boca relucía con fuerza dejando que mis pensamientos se volvieran tormentas y que cada vocal, silaba, palabra de tranquilidad se volvieran amenazas que mi débil mente no soportaba y que hacían de mi una locura psicodélica, hasta que esa traviesa locura que me seducía acabara de mi por completo sin dejar huellas ni rastros dejando mi cuerpo en un pantano y mi alma ardiendo en llamas.

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