El viento que llevó las horas mojadas y las cenizas de un porro que alivio el luto de nuestra alma

El viento que llevó las horas mojadas y las cenizas de un porro que alivio el luto de nuestra alma
lizzi martinez

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Anécdota de un día más


No es más que otro día, otro día en que las margaritas rosean de aromas el jardín de mi madre, Las mariposas salen de sus cascarones, Las nubes pasan saludando a la ciudad, El sol sale histérico como de costumbre, El aire me saluda, siempre salgo a mi ventana escuchando reír el viento que me visita en la tarde y me hace compañía hasta la noche, las chicharras chillan pidiendo comida, (bueno eso creo, pues no se porque es que se me ah metido eso en la cabeza). Me siento en la fuente para poder apreciar mejor el canto psicodélico del agua. Me quedo dormida entre su lírica y sueño con un vaso de té y un cigarro en la mano, escuchando a Joaquín Sabina y leyendo un poco al querido chaparro.
Me levanto confusa, no se si pararme y caminar o seguir sentada y viajar de nuevo, pero tomo la mejor decisión me levanto y amarro mis alas favoritas de color verde, las hato bien a mi espalda para que no se caigan en la superficie y me dejen en el abandono. Me subo al tejado y empiezo a tejer la red de mi viaje por nunca jamás, despego dejando pepitas de colores por los aires, acompañada por mi amiga ave de color púrpura, me lleva saltando de nube en nube hacia un arco iris de colores extravagantes donde una puerta y un orificio lo complementan. Al llegar a ella tuve que ponerme dos pedazos de nubes en los ojos, pues los colores me segaban, me asomo chismoseando por el orificio pero no logro apreciar nada, así que entro por aquella puerta hecha de nueces y un poco de maní, que me alborota el hambre, así que pegue un gran mordisco antes de entrar, pero el ave púrpura me regaño devolviéndome como perro, dejándome morir en la incertidumbre y la curiosidad que el otro día mato a mi gato (fue muy cruel).
De pronto salto y pego un brinco alejándome entre las nubes esponjosas y le grito a mi supuesta “amiga” - ¡hey, ave faltona, ya no te invito a jugar al futbol!- Ella me tritura con su mirada y voltea su largo pico hacia el horizonte.
Yo sigo a tropezones mi camino hasta llegar a mi humilde tejado, recojo las pepitas de colores y las guardo en mi bolsillo, de pronto escucho un horrible eco desde los lejos que dice - ¡Lizzie…Lizzie…! – Pero un frío recorre mi cuerpo. Mis tetas se han erizado. - ¡hey, me eh quedado dormida dentro de la fuente!- Grito desesperada-. Me levanto totalmente mojada y mi amiga psicodélica me ofrece una pequeña servilleta para secarme el cuerpo. Entro en la casa, donde me espera la hora del té y prendo un cigarrillo. Puedo observar que en la mesa también le hace compañía al té un enorme regalo, pues me lo ah traído mi querida amiga la psicodélica. Lo abro con un zagas entusiasmo y ¡hey! ¿Adivina que? - ¡son mis alas favoritas de color verde!

No hay comentarios:

Publicar un comentario